Apuntes sobre cerámica antigua. Bucchero.
Con el nombre bucchero (en español búcaro) se designaba a ciertos vasos cerámicos provenientes de la América Meridional. Eran habitualmente fabricados con una tierra olorosa y colorada. En época de la difusión de las excavaciones y de los hallazgos efectuados en las necrópolis etruscas se pusieron de moda en Italia.
Varias han sido las hipótesis sobre su proceso de elaboración. Una de las más recientes y verosímiles indica que su obtención se debe a un simple proceso de reducción. Así, al ser sometida la masa a la parte alta y los humos de la llama en el momento de su cocción, el óxido férrico de color rojo contenido en la arcilla se transforma en óxido ferroso de color negro.
Los hallazgos efectuados de este tipo de cerámica fuera del territorio etrusco. Como ejemplo, numerosos en España, Francia, la costa africana (Naucratis), Grecia, las islas del Egeo, Asia Menor y las costas del Mar Negro. Dichos hallazgos deben atribuirse a una intensa actividad comercial. Por ello se puede afirmar que su origen se debe a una larga tradición, desarrollada en los territorios en que se formó la civilización etrusca y atestiguada sin interrupción en las Edades del Bronce y del Hierro. Además, era un tipo de cerámica de engobe negro y superficie lustrosa. Al entrar en contacto con las cerámicas a torno de importación griega (proto-corintias), cuyas formas reproduce, debió de dar lugar a la cerámica etrusca.
Cerámica antigua. Bucchero.
Su cronología se inicia en la mitad del siglo VII a.C. con la fase llamada de bucchero sot-tile. Ello debido a que se trataba de una cerámica de paredes finas. Además. normalmente con una decoración en forma de abanicos punteados y elementos geométricos incisos. Tampoco faltaban ejemplos de ornamentación plástica. Los principales centros de producción de este período se hallaban en la Etruria Meridional (Cerveteri y Tarquinia). Así, entre fines del siglo VII a.C. y comienzos del siglo VI a.C. el grosor de sus paredes aumenta y aparece una decoración con figuras estampilladas, distribuidas a manera de un friso, resultado de deslizar un cilindro sobre la superficie del vaso.
Los motivos decorativos son de raíz oriental: esfinges, grifos, centauros, divinidades aladas y escenas procesionales de índole funeraria. Abundan las piezas con decoración plástica. Por ese motivo, esta segunda fase, que acabó en el siglo V a.C. se conoce como bucchero pesante. Las formas más reproducidas fueron skyphos, kántharos, ólpe, kya-thos, oinochóe, cáliz, ánfora y braseros, al lado de otras formas originales.
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